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Una de las figuras más carismáticas del mundo de la música sin duda es Louis Armstrong y sus canciones. Lo llamaban Satchmo, también Pops y fue con su trompeta un innovador y una de las voces emblemáticas del jazz. Es muy difícil que alguien en el planeta Tierra no haya escuchado su tema What a Wonderful World, aquella canción optimista de los sesenta que te hace ver la belleza imbatible que hay en muchas cosas y situaciones, sin importar el entorno que te rodee. Pero Louis Armstrong consiguió ese hit ya en los últimos años de su carrera, para entonces ya había puesto en el aire mucha música inolvidable que hoy queremos recordar. Esto, a propósito del conmemorar su nacimiento un 4 de agosto, en Nueva Orleans, no podía ser otro sitio la cuna del jazzista más célebre que hay.
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Su niñez decidió su profesión
Su pueblo de nacimiento se llama Storyville y vaya que Louis hizo honor a esa cuna, pues realmente tuvo muchas historias por contar. Su vecindario era muy estrecho, fue abandonado por su padre casi al nacer y su madre era trabajadora sexual; así que para ayudar con los gastos del hogar, cantaba en las esquinas por unas monedas. En 1913 entró a un correccional porque hizo unos tiros al aire, y temiendo vivir toda su vida en ese ambiente, decidió que la música era lo suyo para salir de allí. Tuvo la fortuna de toparse con una familia de inmigrantes judíos lituanos, los Karnofsky. Ellos le regalaron su primera trompeta. Además de vivir el racismo imperante en esa época contra los negros, también vivió junto a ellos el antisemitismo
«Yo tenía sólo siete años, pero podía notar el miserable trato que los blancos le daban a esta pobre familia judía para la cual trabajaba… de la cual aprendí cómo vivir una vida verdadera y con determinación».
Louis Armstrong
Las bandas en las que estuvo
La escalera hacia su éxito comenzó de joven. Empezó con la Fata Marable tocando en barcos, tocando en el río y cantando para los pasajeros en St. Louis en 1919. Allí duró dos años, pues surgió la oportunidad de reemplazar a uno de sus mentores, King Oliver, en la banda Kid Ory. Luego el mismo Oliver le pidió que toque en su banda Creole. No lo pensó mucho y fue hacia allá. Luego estuvo un pequeño lapso en la orquesta de Fletcher Henderson, donde logró revolucionar. Su prestigio fue creciendo tanto que se decidió crear su propia banda llamada los Hot Five, donde realizó su primera grabación para el sello Okeh en 1925, el cual incluía la famosa rendición de “Saint Louis Blues” con Bessie Smith. Sumó dos músicos más y conformó los Hot Seven, con quienes tocó especialmente swing.
Aquí veamos una recreación de los tiempos en que cantaba en los barcos:
Luego de la II Guerra Mundial el swing perdió vigencia y junto a magníficos jazzistas para conformar la All Stars, su banda emblemática.
Con Creole Jazz Band:
Con los Hot Five:
Con los Hot Seven:
https://youtu.be/TJHcJC6Q4Xc
Con los All Stars:
https://youtu.be/lgce0bg3LDY
Estas canciones de Louis Armstrong son buenas canciones, no en vano el gran jazzista Miles Davis considera una de sus mayores inspiraciones
¿Por qué le decían Satchmo?
Por sus gran boca. Por lo general los trompetistas debido a la enorme cantidad de aire que trasladan al soplar, terminan estirando mucho sus cachetes y ese era el caso de Armstrong. Se dice que proviene de la expresión «Such a Mouth» (vaya boca o bocazas), pero también hay quienes dicen que viene de la combinación creativa de las palabras satchel (bolsa) y mouth (boca).
What a Wonderful World
Sin duda su canción legendaria es What a Wonderful World, pero él ya era una leyenda antes de ella, que fue hecha para él en 1968, cuatro años antes de su muerte. Fueron Bob Thiele y George David Weiss con la idea de ser un relajamiento al clima político por cuestiones raciales de la década de 1960. Es una tonada muy optimista que quizá para la época no combinó mucho, especialmente en Estados Unidos, aunque luego de la muerte de Luther King Jr y Bobby Kennedy en 1968 asomó como una tonada que daba esperanza pese a nos ser de protesta social.
https://youtu.be/oGmRKWJdwBc
Por su parte, en Gran Bretaña sí pegó muchísimo a todo nivel, tanto así que desplazó de los primeros lugares a los Beatles. Con el pasar de los años fue escogida como banda sonora de Buenos Días VIetnam, en 1987 y se popularizó mucho más de lo que fue en su época. Ahora suena como una de las canciones emblemáticas del jazz, con su voz ronca y quebrada, suena a alguien que tras vivir mucho, confirma que las mayores felicidades están en las cosas más simples.