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Belleza sobrenatural, de proporciones legendarias. Encanto, con ribetes mágicos. Un instinto infalible por la moda, una dura resistencia y un toque de polémica: son los atributos que hicieron de Evelyn Nesbit la primera «supermodelo».
Una simple modelo se convierte en «supermodelo» cuando se hace mundialmente famosa, pero también cuando de alguna manera se convierte en símbolo de su época.
En efecto, el fenómeno de las supermodelos nació a principios del siglo XX, y Nesbit está considerada como la primera representante de ese selecto club.
Su vida fue turbulenta y estuvo llena de acontecimientos. Su fama alcanzó la cumbre cuando se vio involucrada en un asesinato y en lo que fue llamado en aquel momento «el juicio del siglo».
Se convirtió en una cara popular en las portadas ilustradas de muchas revistas, entre ellas Vanity Fair o Harper’s Bazaar.
Su cara servía para publicitar desde cremas faciales hasta pastas de dientes.
El rostro suave y juvenil de Nesbit estaba en todas partes: en postales, cajetillas de cigarrillos, calendarios.
La fotografía de moda estaba naciendo y cuando Nesbit se internó en este mundo nuevo como modelo para el pionero Joel Federe, fue un éxito inmediato.
Fue madre, actriz en películas mudas, y artista de vodevil, además de escritora de dos libros de memorias.
La vida de Nesbit ha quedado reflejada en poemas, obras de teatro y películas. Su influencia ha llegado hasta nuestro tiempo: el personaje de Gillian en la serie Boardwalk Empire está ligeramente basado en Nesbit.
El legado de Evelyn Nesbit perdura y, probablemente, lo seguirá haciendo quizás incluso durante más tiempo que el de las supermodelos que siguieron sus pasos.
Foto: BBC