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Aunque no lo quieras admitir seguro tienes una de las películas de Pixar en tu lista de favoritas o -en contraparte- de gustos culposos. Yo no puedo evitar sentirme identificada con Dory, la pez con memoria a corto plazo que sale en Finding Nemo, porque… bueno ya me olvidé por qué.
En todo caso, el genial blog How It Should Have Ended (cómo debió haber terminado o HISHE, por sus siglas en inglés) te describe las 5 etapas por las que seguro pasas cuando ves una de las películas de Pixar. Aquí te las detallamos:
Etapa 1: Negación
Pasa que estás en la cola del cine para ver el estreno de Inside Out y te encuentras con tu amigo de la U que saca mejores notas que tú… Se sientan juntos en la sala y pretendes que estás con tu primito y dices algo así como: «No me gustan las películas de niños, pero Amy Poehler hace la voz de Joy y la amo».
Etapa 2: No puedo superar el corto antes de la peli
Todos hemos pasado por esto. Dime que no te enamoraste de Partly Cloudy, el corto que abrió Up. Si no lo has visto, es hora de hacerlo. Pero te advertimos, debes superarlo.
Etapa 3: La lágrima
Es probable que en algún momento de la película llegue ese momento que te sacará la lágrima. Es cuando Andy se va a la universidad en Toy Story 3, o cuando Eva se pone en modo ‘tengo una planta’ en Wall-e. Y así hasta que te comas todo el canguil solo de la desesperación.
Etapa 4: La epifanía
Detrás de las películas de Pixar hay algo que aprendes como por ejemplo: «Cualquiera puede cocinar», el lema del chef Gusteau en Ratatouille. Vamos, no lo niegues, seguro que cuando viste Toy Story en el ’95, aún siendo un niño, REALMENTE pensaste que tus juguetes tenían vida. Yo no voy a esconderlo, yo sí y comencé a tratar a mi oso de peluche diferente.
Etapa 5: El Nirvana Pixar
Después de la epifanía llegas a ese punto en que todo tiene sentido… pero un sentido muy «películas de Pixar». Piensas en las historias, la emoción que te causan cada uno de los personajes… y así ves el mundo, con referentes de animales parlantes. Vas por la vida saltando en una pata -o moviendo tu aleta feliz- porque ya solo falta un año para que se entrene Finding Dory y puedas seguir hablando cetáceo sin que te miren raro.
Ahora, si todavía no has cachado todo esto de las etapas por las que pasas cuando ves películas de Pixar, te lo dejamos con dibujitos y en video: