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Dicen que lo primero es lo primero, el resto es verso, por eso al hablar sobre el slam poético quizá lo principal sea saber de qué se trata y luego veremos si animarte a participar en alguno salvará o matará tus intentos de crear poesía.
Debemos reconocer que muchos al principio pensamos que un slam poético se trata de reunir a dos o más poetas y ponerlos a disputarse el gusto del público, como si de una batalla de rap o amorfinos se tratase. Pero resulta que suelen tener reglas mucho más calmadas.
Las tres reglas de un slam poético
Pueden variar de acuerdo al gusto de los organizadores, pero básicamente son tres:
- Los textos tienen que ser propios.
- No se permite utilizar música, accesorios ni disfraces. Hay quienes sí permiten uso de estos elementos, pero con la condición de que no hagan perder relevancia al texto. Es decir, no es una función de acrobacias.
- El tiempo límite de cada poema es 3:00 (a veces permiten +/-30 segundos más).
Las penalizaciones por romper las reglas dependerán de los organizadores. Hay un jurado que va puntuando cada intervención, puede haber varias rondas hasta determinar un ganador de la noche.
Para Ernesto Mejía (NAM), ganador del segundo lugar del concurso Slam Poético de Guadalajara del 2014, este tipo de eventos es una «excelente forma para acercarlos a la literatura y el arte, pues abriendo más foros como el Slam poético en lugares públicos, los jóvenes encontrarán espacios de expresión donde puedan descargar toda su energía de una manera sana y artística».
Para otros, eso del slam poético será algo indefinible:
https://twitter.com/aleriav/status/659482859464454144
Mientras, alguien que hizo del slam poético algo que llenó mucho tiempo de su vida es Harry Baker, británico que ha representado a su país en campeonatos mundiales. Hay un acercamiento a la comedia stand up en su presentación, pero rápidamente nos sumerge en una vorágine de palabras y aunque no sepamos definir exactamente si esto o aquello es poesía, sabemos que su orden de las palabras, su ritmo, las cosas que dice y la forma en que lo dice, hace de su presentación algo especial, algo único, algo estético.
Para el escritor ecuatoriano Tyrone Maridueña Guerrero es bueno recordar que la riqueza oral de la poesía es algo muy potente como para dejarlo a un lado, y considera los slam poéticos como espacios apropiados para impulsar el motor creativo. Resalta la importancia de una preparación previa para este ejercicio y nunca descuidar el valor estético y significativo del texto en sí:
«Para eso hay que prepararse mucho, no se trata solamente de lanzar palabras sueltas, un slam para mí exige una rigurosidad importante. Pienso firmemente que el texto escrito y el trabajo diario, es lo que dinamiza el hilo creativo y encontrar palabras que nos justifiquen. El slam es un ejercicio de exigencia y fuerte, se trata de jugar bien».
Un participante habitual del slam poético en México, Erik Fiesco, señala al periódico Reforma que «el poeta no es este personaje viejito, con un saco roto, un libro viejo, debajo de un árbol, todo casposo, introvertido, ¿no? El poeta tiene mil formas». Por eso, Maridueña apunta que al poeta (o al escritor en muchos casos) se lo ha vuelto una especie de ermitaño, y sus textos más alejados del mundo inmediato, no necesitamos que se vuelvan un espectáculo, sino que la poesía vuelva a tener su valor cultural-artístico.
¿Cuándo «inventaron» los slam poéticos?
Es bueno recordar que en tiempos antiguos la poesía era trasmitida oralmente y que fue cuando aquellos escribanos o monjes la recopilaron en papiros y papel que esta sobrevivió. De esta forma quizá los «slam» de poesía son una manera de que ahora lo oral vaya al rescate de lo escrito. Estos nacieron en 1985, cuando el estadounidense Marc Kelly Smith sintió que estas competencias significarían «la unificación del arte interpretativo con el arte de la poesía» y organizó un slam en Chicago. Estas performances ante un público y un jurado se han ido acercando a la cultura hip-hop afroamericana en Estados Unidos.
[easy-tweet tweet=»Quizá el slam poético sea una manera de que ahora lo oral vaya al rescate de lo escrito.»]
Conoce a @rojocordova, el orquestador del taller de slam poético de #FeNaL2016. ¿Te apuntas? pic.twitter.com/NXXCFXSpqV
— Fenal León (@FenalMX) April 22, 2016
Como vemos en el video, realmente estas competencias pueden ser muy concurridas. No obstante, en una entrevista para Paris Review, Harold Bloom, uno de los paradigmas del crítico literario tradicional, es que el slam poético significa «la muerte del arte». Hay detractores a los que les ha preocupado otras cuestiones, por ejemplo que esa poesía glorifica demasiado la interpretación y no el contenido o incluso hay quienes cuestionan la neutralidad de los jueces (que o son escogidos al azar entre el público o sino ya establecidos por los organizadores).
No me molesta que en todos los slam poéticos ganen siempre los mismos, me molesta que lo hagan con los mismos poemas. Pero mañana, revancha.
— Christian (@C_Crisostomo_C) September 28, 2012
Una vez inmersos en el slam poético, cualquier cosa puede pasar en el espíritu de un artista; así que mejor es que estén listos, nunca sabes cuándo querrás participar en uno y sentir aquella adrenalina literaria.