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Hace unos años íbamos a comprar un libro, veíamos el título, leíamos un poco de la biografía del autor y eso era todo lo que sabíamos. Evidentemente, todo ha cambiado en gran medida gracias a las redes sociales como Twitter y Facebook. Ahora, si quieres comunicarte con tu autor favorito solo tienes que buscar sus redes oficiales y es muy seguro que te conteste. Sin embargo, ¿esto significa algo en la relación de escritor y lector?
Sin duda, las redes sociales han significado el rompimiento de muchas barreras de distancia y relación. En realidad ya poco importa lo lejos que te encuentres de alguien, ahora se pueden realizar entrevistas por e-mail o Skype. La cercanía del artista con su público es real y a veces peligrosa, aquí les explicamos por qué.
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Escritores en las redes sociales
El hecho de que hayan escritores en las redes sociales con un séquito de fans, se ha traducido como una oportunidad de sugerir, e incluso exigir, el camino que deba tomar un personaje. Si bien los autores se sienten halagados con la cantidad de comentarios que reciben a diario, para muchos de ellos esta avalancha de mensajes restan energía a su trabajo. Es por esta razón que algunos han decidido ausentarse de las redes sociales, como el genial autor norteamericano Jonathan Franzen o el incógnito Thomas Pynchon.
Sin duda, el poner al descubierto tu propia personalidad y a la vez ser un escritor de renombre en los círculos literarios, debe ser muy cansado. Pero también debe ser aliviador el hacer que el lector se sienta parte de tu trabajo y conozca a su escritor favorito de una forma que antes no era posible. Gracias a esto podemos conocer al gato de Joyce Carol Oates:
Suddenly cold in Princeton & time for winter sleep. Snuggle! pic.twitter.com/Xk9FhGVvxM
— Joyce Carol Oates (@JoyceCarolOates) January 19, 2016
Es verdad que esto no le suma ni resta nada a su calidad literaria, pero sí significa mucho para sus fans que buscan desesperadamente respuestas acerca de sus libros y trabajos como escritora. Pero estas barreras que han sido destruidas tienen que tener, definitivamente, un límite. Los lectores deben dejar de responder violentamente cuando un autor hace alguna aclaración de la cual ellos tenían una hipótesis.
Hay que recordar que el mundo ficticio no nos pertenece, somos consumidores y nuestro diálogo enriquece la obra, pero no tenemos el derecho a callar la voz del autor.
Por ejemplo, recientemente los fans de la saga de Harry Potter mostraron su incomodidad cuando la autora británica aclaró que el nombre Voldemort no ha sido bien pronunciado. En el siguiente tuit puedes seguir toda la conversación de J. K. Rowling con sus fans.
… but I'm pretty sure I'm the only person who pronounces it that way. https://t.co/HxhJ5XY5HP
— J.K. Rowling (@jk_rowling) September 9, 2015
Entonces, lectores, es importante saber cuál es nuestro límite como consumidores de literatura. Y, además, saber que las redes sociales si bien sirven como formas de conectarnos, no son permisos certificados para intervenir de manera violenta hacia un autor.
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FUENTE: HUFFINGTON POST