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Mónica Ojeda Franco es una de las escritoras más jóvenes del país. Aquí queremos que la conozcan a través de esta entrevista originalmente publicada en La Última Matrioska.
Mónica Ojeda Franco es Licenciada en Comunicación Social con mención Literatura, en 2011 viajó a Barcelona para cursar el Máster en Creación Literaria de la Universitat Pompeu Fabra y al año siguiente realizó un Máster en Teoría y Crítica de la Cultura en la Universidad Carlos III de Madrid. Docente y escritora, actualmente reside en Guayaquil, donde prepara su doctorado sobre literatura pornoerótica latinoamericana. Ha sido antologada en Emergencias. Doce cuentos iberoamericanos (Candaya, 2013) con prólogo de Jorge Carrión y epílogo de Juan Villoro. Recientemente presentó su primera novela en Cuba, La desfiguración Silva, con la que ganó el Premio ALBA Narrativa 2014; que fue su trabajo de fin de máster en la Universitat Pompeu Fabra. Hoy nos cuenta un poco más sobre su ópera prima y su quehacer literario.
- ¿Cuándo te diste cuenta que querías ser escritora?
Supongo que uno se da cuenta de que quiere escribir cuando ya está escribiendo. Antes de eso, no ocurre. Mi caso es igual al de cualquier escritor: empecé a escribir sin saber muy bien qué era lo que estaba haciendo y, poco a poco, descubrí la necesidad de continuar. Podría decir que esto empezó en mi infancia, cuando escribía los juegos que me inventaba para no olvidarlos. Puede ser que ese haya sido mi comienzo: escribir para no olvidar.
- A propósito de tu primer libro ¿Qué tipo de novelas son las que más te gusta leer?
Me gusta leer cualquier tipo de novela que me proponga algo interesante. No me importa de qué género sea. Lo que busco en la literatura es eso, que sea literatura. Y para mí la literatura es una propuesta en el lenguaje. Creo que lo que realmente me gusta de una novela, más que lo que me cuenta, es cómo me lo cuenta.
- ¿Cómo se te ocurrió la idea para escribir tu novela ‘La desfiguración Silva’? ¿Qué te inspiró a realizar todo el proyecto?
Realmente la empecé a escribir sin tener muy claro hacia dónde iba. Tenía claro cuáles eran mis inquietudes: el arte y sus lenguajes, sus códigos, sus formas de manifestarse y de ser entendido, la representación como problema del conocimiento, la autoría, etc. Tenía varias inquietudes respecto al arte y eso era lo único que sabía cuando empecé a escribir. Luego la historia, dominada por estudiantes y profesores universitarios, fue tomando sentido.
- ¿A qué alude el título de tu novela?
A la visión que tienen dos personajes de la novela, Gianella Silva y Lena, sobre la representación como una desfiguración de la realidad. Como un tajo en el rostro, es decir, en la identidad.
- ¿A cuál de tus personajes les tienes más cariño? ¿Por qué?
A ninguno. Todos son despreciables.
- ¿Hay algún material de ‘La desfiguración Silva’ que hayas editado, pero que te hubiese gustado que este en la novela?
Bueno, he editado toda la novela (en el sentido de trabajarla, corregirla, etc.), pero no he eliminado nada nunca. Bueno, en la edición de Arte y Literatura, en Cuba, no pudieron agregar unas fotografías que eran parte de la novela, así que digamos que eso quedó fuera, pero no porque yo quisiera.