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La literatura ecuatoriana se alimenta constantemente, conoce la obra del escritor Miguel Antonio Chávez en esta entrevista original de La Última Matrioska.
Miguel Antonio Chávez, autor de ‘Conejo ciego en Surinam’ (Mondadori, 2013) y ‘La kriptonita del Sinaí y otras piezas breves’ (Ediciones Antropófago, 2014) trabaja actualmente en la agencia Paperback que fundó junto a Carlos Terán Vargas. El escritor y gestor cultural guayaquileño fue finalista del Premio Juan Rulfo en 2007 con el cuento ‘La puta madre patria’, además fue seleccionado como uno de los «25 secretos mejor guardados de América Latina» en la FIL de Guadalajara 2011 y participó como jurado en el Premio Alba Narrativa 2012. Hoy te contamos un poco más sobre él en estas 16 preguntas que le hicimos al conejo ciego de Ecuador.
1. ¿Tienes alguna frase, mantra o pensamiento recurrente en las mañanas al despertar o en la noche al irte a dormir?
3,1416… 3,1416… 3,1416… 3,1416…
2. ¿Cuántas personas te han contado su vida porque “es como para un libro”?
Varias. Pero siempre les he dicho: esa historia quedará mejor si la escribes tú.
3. Si tuvieses un alter-ego literario ¿Quién serías?
Lo tengo… Moe Schavezstein c’est moi.
4. Si pudieras traer a la realidad a un personaje literario para que sea tu mejor amigo, tu agente de viajes o tu novia, ¿a quién traerías y para qué?
Traería a Guy Montag para que queme toda posesión relacionada como el reggeaton. Al Dr. Moreau lo pondría en la isla Santay para que haga los experimentos que en Yachay no le permitirían. Y como novia, traería a la escritora Mary Wollstonecraft.
5. ¿De los libros que has escrito tienes alguno favorito?
Aunque en términos de estructura son muy distintas, diría que mis dos novelas publicadas hasta ahora, La maniobra de Heimlich y Conejo ciego en Surinám.
6. Tu biblioteca se incendia, puedes salvar solo un libro. ¿Cuál sería?
Haría un shortlist entre mis libros autografiados. Ya sea Cuentos completos, de Benedetti; El paraíso en la otra esquina, de Vargas Llosa; Nocturno de Bujara, de Pitol; El hombre duplicado, de Saramago. Aunque también hay algunas rarezas que pensaría en rescatar (por más que no estén autografiadas), como La vuelta al día en ochenta mundos, de Cortázar, edición de los años setenta.
7. ¿Qué sentiste al ser seleccionado como uno de los 25 secretos mejor guardados de América Latina en la FIL Guadalajara 2011?
Me sentí contento aunque muy extrañado. ¿Yo, “secreto”? ¿Adónde he sido “guardado” para ser “mejor guardado”? ¿En un cofre, en una cava, en un búnker? Cuando desperté, Guadalajara todavía estaba ahí.
8. ¿Cómo fue la experiencia en Guadalajara? Comparte con nosotros tus momentos más interesantes.
Escribí una pequeña memoria que sintetiza lo mejor. Entre los momentos que más recuerdo: La charla que di a unos colegiales de Autlán, un pueblo adonde me llevaron a unas horas de Guadalajara. Y también aquella mesa en la FIL que duró casi dos horas, moderada fabulosamente por Andrés Neuman y en donde participamos Andrés Burgos, Fabián Casas, Roberto Martínez Bachrich, Carlos Wynter Melo y yo. Ahí leí por primera vez uno de mis cuentos inéditos, “Simón el Supremo” y me sentí brevemente como Jerry Seinfield haciendo uno de sus monólogos de stand-up comedy. Incluso se dio un malentendido. Cuando Neuman me pregunta por qué ningún ecuatoriano había sido publicado aún en Anagrama, yo no tenía idea el porqué. Al día siguiente en el diario El Informador sale como titular: “Anagrama nunca publicó a un ecuatoriano: Antonio Chávez”. No te imaginas cuánto me reí.