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Ah, la pasión… Dicen que el sexo es un instinto animal, aunque la mayoría de ellos solo lo practican durante la etapa de celo y con fines reproductivos. Pero hay apareamientos extraños en el reino animal que quizá son difíciles de relacionar con el comportamiento humano… ¿o quizá no?
Apareamientos extraños que no saldrán de tu mente
1. La danza del escorpión
Empecemos con algo más suave… tan suave y romántico como un escorpión puede ser. El macho buscará a la hembra en su guarida y provocará que saque sus pinzas, entonces se agarrará de ellas y empezarán una danza de cortejo. Ella sentirá deseos de clavarle su aguijón y él también a veces la picará, con esto corre el riesgo de que ella termine devorándolo, pero mientras seguirán bailando y él dejará en el piso un saco de esperma que intentará insertar en la hembra a medida que van bailando.
2. Manakin Jackson
El Manakin es un pájaro que también sabe lo importante de impresionar con sus pasos de baile para atraer pareja. El paso lunar o ‘moonwalking’ es su especialidad.
3. ¡Que le corten la cabeza!
La mantis religiosa nunca ha sido un insecto inocente. Es un gran depredador que cuando siente hambre no tiene compasión. La hembra adulta, una vez que el macho ha fecundado su saco de huevos, puede aprovechar su posición para morderle la cabeza al padre de sus crías y comérsela. Luego podrá continuar con el resto del cuerpo. No siempre lo hace, pero los machos igual siempre tomarán el riesgo.
4. Buscando a la hembra del pez payaso
Los peces payaso (o también llamados Amphiprion ocellaris o quizá los conozcas como los pecesitos de Buscando a Nemo) no solo que tienen una amistad muy profunda con las venenosas anémonas, también tienen la curiosa particularidad de que todos nacen machos. Pero como necesitan ser fecundados, pues los adultos de mayor edad se convierten en hembras, que serán fecundadas por el macho en jerarquía que le siga en su colonia. Si la hembra muere, entonces aquel macho tomará su lugar como hembra y así sucesivamente.
5. Nada es sencillo para una jirafa
El apareamiento de una jirafa tiene una mecánica singular. Primero al macho le corresponde golpear las caderas de la hembra para que esta orine, entonces tomará un trago de la misma, pues su sabor le permitirá asegurarse de que ella está en celo. Una vez confirmado, empezará a seguirla hasta que la jirafa hembra le permita montarla. Puede llevar algunos intentos.
6. Pez Rape, el mordelón posesivo
Esta especie de pez poco agraciada tiene un estilo de reproducción bastante posesivo, pues una vez que el macho encuentra con quien aparearse, la morderá y esto liberará unas enzimas que hará que se peguen de por vida. Sí, que se unan en un solo cuerpo -compartirán sangre y algunos órganos se fusionarán- y así naden todo el tiempo. De esa forma, cuando la hembra esté lista para reproducirse, él estará allí al lado para fecundarla. El macho es mucho más pequeño que la hembra y se han visto casos en que ella nada con hasta seis machos pegados a su cuerpo. Deben comprender que son peces de las profundidades de los océanos y no es sencillo allí encontrar pareja con quien reproducirse.
https://youtu.be/EWVfCGdlQPE
7. El nidito de amor de los dinosaurios
Según científicos de la Universidad de Denver (Colorado, USA) los terópodos, que vivieron hace 228 millones de años, rascaban la tierra con sus garras hasta hacer una especie de agujeros nidos para sus potenciales parejas. Los machos se agrupaban para realizar la danza-excavación que atraiga a la hembra. Para que tengan una idea, estos dinosaurios tenían una contextura similar a los Tiranosaurios Rex y podían a llegar hasta 14 metros.