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La activista Elynn Walter tiene una misión en la vida: mejorar la higiene menstrual en países con bajos recursos.
En diferentes partes del mundo, millones de niñas se enfrentan a grandes dificultades al querer encargarse de su higiene menstrual. A diferencia de muchos de nosotros que contamos con tampones y toallas sanitarias, en otros países no pueden darse ‘el lujo’ de tenerlas y a veces ni hasta de encontrarlas.
Según UNICEF, más de la mitad de las escuelas en los países más pobres del mundo carecen hasta de baños privados. Por ello, la organización Wash Advocates, cuyo lema es: agua, sanidad e higiene para todos; busca una solución a este problema.
Walter menciona que esta situación es crítica porque incluso los expertos en estos temas tienden a ser aprehensivos cuando la conversación gira en torno al periodo menstrual. De hecho, para Walter, los defensores de la salud y desarrollo a nivel mundial, han ignorado este tema durante décadas.
“Fue visto más como un tema feminista o simplemente algo que las mujeres deben pensar en la intimidad de su propia casa, a puerta cerrada».
Actualmente se está realizando un esfuerzo para cambiar eso debido a la obra de un número creciente de investigadores que, hace aproximadamente una década, comenzaron a estudiar el impacto de los problemas de higiene menstrual en la vida de las mujeres.
Marni Sommer fue una de las primeras. Ella ahora es profesora en la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia y dice que en Eritrea no hay baños ni agua.
«Me preguntaba cómo habría hecho yo – a los 10 años, 12, 14, 16 – en un aula durante seis horas al día, aplastada con los niños en la misma mesa conmigo. ¿Habría ido a la escuela?”
Defensores de la educación han estado durante mucho tiempo interesados en ampliar el acceso de las niñas a la educación, e investigadores como Sommer suman el problema de la higiene menstrual a esa causa.
Soluciones en diferentes países:
La buena noticia es que la creciente toma de conciencia de este problema ha provocado una oleada reciente de empresas con y sin fines de lucro para el desarrollo de alternativas de bajo costo con el fin de cuidar la higiene menstrual.
En la India rural, los grupos de ayuda para mujeres están comprando máquinas semiautomáticas que les permiten hacer de 200 a 250 pastillas al día.
En Rwanda, una compañía llamada Sustainable Health Enterprises está capacitando a las mujeres para que tomen pastillas de fibra del tronco de plátano.
En Uganda, una compañía llamada AFRIpads ya ha producido almohadillas reutilizables lavables suficiente para 500.000 niñas en África.
En una reunión anual en Washington donde estuvieron los defensores de la higiene menstrual, entró otro producto al mercado: ropa interior púrpura brillante con un fondo impermeable.
La fundadora de la empresa que realiza este producto (BeGirl), Diana Sierra, explica que la ropa interior es reutilizable. Viene con un bolsillo de malla para que las niñas puedan llenar con cualquier material absorbente.
Fuente: http://www.npr.org/
Foto de portada: Be Girl Inc.