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En Nicaragua un grupo de 18 trabajadoras sexuales está marcando la diferencia, pues desde hace unos meses están acreditadas por la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua (CSJ) para actuar como facilitadoras judiciales.
En ese país existen al menos unas 14.000 trabajadoras sexuales. Las nuevas mediadoras de conflictos pertenecen a la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales Girasoles, una organización fundada en noviembre de 2007 que ya cuenta con más de 2.300 integrantes.
«Desde hace mucho tiempo las trabajadoras sexuales éramos víctimas de muchas violaciones de nuestros derechos, sobre todo de parte de la Fuerza Pública», le dice Omier, una de las agremiadas a la BBC.
«O sea que esta es una oportunidad buenísima, que llegó en el momento justo», agrega la mujer, de 49 años.
Corte Suprema capacita a trabajadoras sexuales para facilitar diálogo
Los facilitadores judiciales son descritos por la Corte Suprema como auxiliares de la Administración de Justicia que además pueden actuar como mediadores en los casos donde la ley admite la mediación como mecanismo para dirimir conflictos.
«No juzgan los casos, no son defensores ni fiscales, sino son un puente de comunicación entre operadores de justicia y su comunidad/barrio», se explica en el portal de la CSJ. «Se trata de un servicio voluntario basado en el liderazgo y el espíritu comunitario para un mejor proceso de acercamiento hacia la justicia».
Ahora que se capacita a trabajadoras sexuales organizadas de Nicaragua, dicho país espera poder garantizar una mayor dosis de justicia para un sector de la población que, en muchas ocasiones, sigue siendo olvidado, discriminado y estigmatizado.
«Si se trata de casos leves, podemos mediar (entre las partes en conflicto)», le explica a BBC María Elena Dávila, presidenta de la asociación.
«Y si no, entonces les damos acompañamiento a las compañeras para garantizar que se haga justicia», agrega la presidenta de Girasoles.
Dávila, sin embargo, cree que eso no significa que las facilitadoras judiciales no tengan un rol que jugar en los casos de violencia y como ejemplo ofrece el caso de «Rosita», una colega de 23 años que fue apuñalada por un cliente en una casa de citas de la ciudad de Masaya.
«El cliente está preso y las facilitadoras le están dando seguimiento al trámite, para garantizar que la policía y medicina forense hagan su trabajo», cuenta la líder de las trabajadoras sexuales de Nicaragua.»Estamos como vigilando que todo se haga como Dios manda»
Fuente: BBC | Foto principal: Pixabay