Compartir
Conocer otras culturas es una puerta a emociones muy fuertes de las que no te arrepentirás si tomas el riesgo de conocer a otras personas.
Por eso cada 21 de mayo se celebra el Día de la Diversidad Cultural, una fecha de las tantas que existen en las efemérides mundiales, y que nos agrada mucho, porque resalta la importancia de que las personas se muestren tal y como acostumbran ser y que comprendamos que ninguna cultura tiene valores menos relevantes que otra.
Por eso en nuestro especial de #HazUnGesto #DoOneThing, conversamos con algunas personas sobre qué fue lo mejor de los intercambios culturales que han realizado y nos compartieron algunas fotos que significaron mucho para ellos.
Ellos son Kristian (músico), Juanita (activista), Viviana (psicóloga), Sayo (activista) y Juan Carlos (diseñador), todos entre 25 a 40 años.
¿Qué es lo mejor de conocer otras culturas?
Casi todos coincidieron en que indagar en otras culturas es la mejor forma de aprender sobre la vida y hallar una gama de posibilidades que antes no habías considerado.
«Es un mundo amplio y con diferentes visiones de la vida, uno aprende a ser más positivo con lo nuestro y con lo foráneo». Kristian Fabre.
Sayo comenta que viviendo la diversidad cultural desmitificas cosas que siempre creíste que no podían ser de otra forma. «Una se da cuenta que todo es una construcción cultural de nuestra sociedad y que las mismas creencias cambian de acuerdo al país donde vives», acota. Precisamente Juan Carlos opina que las personas a veces se apresuran a juzgar a los extranjeros, pero dando el paso de conocerlos es que se tiene el grato encuentro con la ‘calidad de gente’ en todos lados.
Probar un lenguaje común
Viviana Briones trabaja en una fundación para niños con discapacidad en el sector de la Trinitaria en Guayaquil, allí reciben con cierta frecuencia voluntarios europeos (noruegos y franceses especialmente), quienes colaboran con distintas actividades. Ella ha podido aprender que las barreras de idioma no son impedimentos cuando se quiere trabajar para un mismo fin, pues es el «lenguaje del amor» el que permite a los voluntarios/as ser muy sensibles al momento de evidenciar las necesidades de sus estudiantes, y a la vez también las enseñanzas que reciben de los niños y niñas con quienes interactúan.
«El lenguaje del amor se lo maneja a nivel mundial. Y en cualquier cultura es vital para afianzar las relaciones interpersonales», Viviana Briones.
¿Qué es lenguaje del amor?, le preguntamos y ella responde que eso se nota cuando uno de sus estudiantes le da un abrazo a un voluntario y este automáticamente responde con otro abrazo… o cuando no les importa madrugar para preparar alguna actividad. Es querer probar lo que los otros prueban con gusto.
Por ejemplo, una de las voluntarias hace hace un par de años vio a un niño comiendo un bolo (jugo congelado en una fundita plástica alargada). Ella pidió uno de chocolate y no sabía cómo comerlo y se le explicó que tenía que hacer un huequito y comenzar a absorber. Lo hizo pero terminó manchándose ‘todita’ de chocolate, y se sorprendía porque el niño nunca se ensució.
Darse la oportunidad de reconocer al otro
Juanita Francis Bone valora a las culturas como ejes fundamentales del desarrollo y que dan oportunidad de reconocerse entre sí. «Nos quita esa venda de los ojos que nos pone la ignorancia, el sistema o la globalización (…) Ya estamos en el mundo globalizado, no podemos echarnos para atrás, ni desconocerlo, esto sería pecar de ilusos», acota.
Pero en su mejor experiencia no hubo necesidad de romper fronteras ni de ‘brincar charcos’, ya que lo vive en un nuevo reto académico, donde comparte con gente de varias provincias y países, con diferentes creencias, con una mirada distinta de la vida y del mismo tema académico.
Por ejemplo, en un taller sobre valoración personal con movimientos de mujeres afro e indígenas, se dieron un momento para transformarse en el equilibrio con la naturaleza. Allí practicaron un ritual donde a más de velas, hubo flores y diversidad de esencias, como el palo santo, jazmín y la canela.
La mesa, un sabroso eslabón cultural
Juan Carlos Narváez recuerda un viaje a Córdoba, Argentina, donde compartió un asado y buenos momentos con amigos argentinos y de muchos otros lugares: colombianos, ingleses, estadounidenses, francesas y suizas. Para ellos es como un ritual. «Es que en un asado argentino, la armonía y la confraternidad que reina es única: todos rodeando la parrilla conversando riendo. Aparte las técnicas para hacer el asado, con una paciencia y tomándose todo el tiempo del mundo, hace que al final esa espera haya valido la pena».
Un juego de escoger palabras
Preferimos que Sayo describa textualmente este juego/vivencia muy interesante:
«A pesar de compartir el mismo idioma (español) con el resto de mis compañeros latinoamericanos y españoles, cada vez que conversamos sobre nuestras costumbres podemos ver que somos muy diferentes culturalmente. Lo cual, nos permitía hacer siempre muchas comparaciones. Por ejemplo en España el tema de saludar, tú solo dices ‘Hola, qué tal’ y está bien, a nosotras nos educaron (en Ecuador) de que si no dices ‘buenos días’ eres un mal educado. O el uso del usted en Colombia es normal casi en todos los casos, en España no se usa y Ecuador es una forma respetuosa de dirigirse a alguien.
Pensando en esas cosas, una vez, Susanita, ‘mi compa’ de Madrid mandó a hacer camisetas con nuestras palabras más significativas.
Uno de mis compañeros colombianos siempre mencionaba la frase ‘En Colombia…’, mi amiga mexicana de Chiapas, zona cercana a la frontera con Guatemala decía ‘A su mecha’, y mi amigo del DF de México ‘A poco’, mientras que mi amiga de Madrid siempre dice ‘Pues nada’, y yo repetía ‘Somos el éxito’, cuando quería decir que hacemos bien las cosas. La cuestión es que esas expresiones propias eran muy divertidas, por lo cual mi amiga Susanita decidió regalarnos las camisetas con todas las frases más representativas de cada quien».
Sí, todo esto es #HazUnGesto o #DoOneThing
Lo que nos han compartido amigos de Makía Contenidos es lo que queremos lograr con #HazUnGesto o #DoOneThing. Sí, cuando se realiza ese intercambio personal todo parece más sencillo, porque aunque parezca cliché, son más las cosas que unen a la humanidad que las que la dividen.
«Tu mente se abre y te permite cuestionar cosas que antes limitaban tu vida. Y en ese ese punto, con otras palabras, la gente con quien he hablado (de muchos lados) concuerda en casi todo». Sayonara Morejón.
Así, muchas veces los dogmas e intereses socioeconómicos, haciéndose pasar por cultura, son los que traban el acercamiento. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones la cultura se expresa por medio de las personas, ellos son el núcleo.
«A través de ella (la cultura) las personas se expresan, toman conciencia de sí mismo, se reconocen como un proyecto inacabado, ponen en cuestión sus propias realizaciones, buscan incansablemente nuevas significaciones, y crean obras que lo trascienden». Declaración de UNESCO
Fotos: Cortesía.
Foto de portada: Encuentro Latinoamericano de Juventudes JAS14, cortesía de Juanita Francis.