Compartir
Por Diana Barrezueta
Imagine que usted es madre soltera de un hermoso niño de dos años y que el padre de su hijo vive en otro país. Usted cree que mantener una relación con el padre es lo mejor para su hijo y por eso sacrifica su tiempo y su dinero en viajar al otro país para visitarlo. Pero lo que usted no sabía es que lo que parecía una oportunidad para que el niño pase momentos felices con su padre, para éste era sólo el momento perfecto para llevar a cabo su plan de quitarle a su hijo, a quien usted ha cuidado sin el apoyo paterno desde que supo de su existencia. Ahora usted se encuentra en un país donde no tiene amigos ni familiares y del que desconoce el sistema legal, y se han llevado a su hijo.
¿Puede imaginarse el estado de angustia y desesperación de la madre? Y el niño, a esa edad naturalmente debe estar muy apegado a su madre, su cuidadora, ¿puede imaginarse cómo estará de asustado y confundido?
Esto es lo que vivió por casi un mes Arianaïs Alezra, la ciudadana francesa que, actuando de buena fe, trajo a su hijo Gaspard a Ecuador a visitar a su padre. Para muchas madres y padres nos ha sido fácil solidarizarnos de inmediato con su dolor y nos hubiera gustado saber que la justicia ecuatoriana respondió de la misma manera. Pero no. Un juez decidió premiar este acto de violencia contra la madre y contra el niño otorgándole a los abuelos paternos la custodia temporal sin siquiera darle a la madre una oportunidad real de defenderse. Afortunadamente, la madre no se rindió ante la injusticia, se valió de las herramientas necesarias; y la sociedad y las autoridades ecuatorianas pudieron actuar rápidamente para remediar la situación y devolverle el niño a su madre física y legalmente.
No es un final del todo feliz. Sí, la madre y el niño están juntos y esperamos que pronto puedan regresar a la tranquilidad de su hogar en Francia. Pero estas semanas que pudieron haber sido de felicidad, el accionar del padre del niño con el apoyo de los abuelos las convirtieron en un mal recuerdo para todos. Es cierto, difundió una carta de disculpas, pero a Gaspard le quedarán las evidencias de cómo su padre intentó destruir la reputación de la madre para apartarla de él, mientras la madre lo único que hizo fue tratar de mantenerlos unidos. ¿Cómo queda la confianza de la madre para seguir fomentando una relación entre el padre y el niño?
Hay que destacar la solidaridad de la gente de Ecuador y el rechazo a la campaña de desprestigio del padre en contra de Arianaïs Alezra. Ojalá que en el fututo la justicia ecuatoriana aprenda a reconocer un secuestro cuando sucede y que no apoye a los padres que cometen estos actos de violencia con el afán de obtener una ventaja sobre el otro para obtener la custodia de un menor. Es importante también que los jueces y los funcionarios judiciales conozcan y apliquen los convenios internacionales que ha firmado el Ecuador con respecto a los niños, para que no se retenga ilícitamente a padres y niños extranjeros que vienen de visita a nuestro país.
Nota del editor: Diana Barrezueta es columnista de Puerta Abierta y, aunque en circunstancias diferentes, atraviesa un proceso sobre la custodia de su hija en Australia, el cual relató aquí y sigue sin resolverse.