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Hay cosas que debes discutir con tu pareja antes de armar las maletas y salir rumbo a su nueva casa. Sí, le amas y todo eso, pero dentro de la convivencia existen más factores que solo el amor. Nadie es perfecto, pero cuando te mudas con otra persona descubres cuán imperfecta puede ser y cuan irritable puedes volverte tú.
Por eso antes de irse a vivir juntos en plan «seremos felices para siempre» deben aclarar ciertos puntos:
- ¿Cuál es la motivación que tienes de vivir con tu pareja por primera vez? ¿Se trata sólo de una conveniencia para alejarte de la familia o reducir los gastos?
- ¿Alguno de los dos quiere llegar a casarse -en el futuro- luego de la convivencia? Vivir juntos no significa que se vayan a casar y deben saber qué significa esta experiencia para ambos.
- ¿Cuáles son sus expectativas con respecto a vivir juntos? ¿Quieren hijos, mascotas, plantas? ¿Qué esperan del otro?
- ¿ Y si no funciona? En caso de que esta experiencia vaya mal, cuáles son los términos en los que quedarán.
Una vez aclarados estos puntos debes tener otros en mente. Te contamos sobre algunos de ellos:
1. El orden de cada uno
Al vivir con alguien más, deben ponerse de acuerdo en donde va cada objeto porque aunque a ti te encanta que todo lo de la cocina esté allá puede que tu pareja quiera tener un par de jugos en el armario porque le da sed de noche y como el jugo también le da hambre hay rosquillas, papas fritas, chocolates… Si esto va a sacarte de quicio deben tener una charla al respecto. Y es que así son los dos muy ordenados o desordenados, cada quién está acostumbrado disponer de su espacio como quiere.
2. Insomnio, ronquidos, patazos y otros males nocturnos
Hay males nocturnos de los que puedes no estar consciente. Si has vivido sol@ puedes no saber que roncas de noche, que pateas, babeas, te hechas gases o peleas por el control de la colcha. Además, si tu pareja sufre de insomnio, puede que se tome a mal que duermas a pierna suelta. O peor, que use la televisión para intentar dormir, sin saber que tú no puedes conciliar el sueño con ese ruido de fondo.
3. La basura la sacas… ¿Tú o yo?
Sacar la basura de la casa, al igual que el resto de quehacer domésticos, requieren cierta organización. Si los dos llegan cansados del trabajo puede que ninguno quiera sacar la basura, lavar los platos, limpiar el baño… Pongan un horario con las responsabilidades de cada uno en estos temas para evitar discusiones.
4. Hobbies irritantes
Tocar el oboe a las 3:00 porque no puede dormir o llevar a su «banda» todos los viernes a la casa porque algún día serán famosos… Son datos que necesitas antes de irte a vivir con tu pareja por primera vez. También si le gusta desarmar los electrodomésticos, pero no armarlos de nuevo. Los pasatiempos no deben crearles problemas.
5. Ropa, el mal de todos
La ropa sucia se lava en casa, pero para ello se debe conocer cuál es la ropa sucia. Si tú o tu novio suelen dejar que la ropa sucia se acumule por los rincones de la casa, pronto tendrán que hablar de ello. También pasará con la ropa limpia si no saben dónde ponerla y no, apilarla en la sala no es una «buena opción».
6. El baño, ese sitio que queremos desconocer
¿Has visto a tu pareja usar el baño? No hablo de la ducha romántica juntos, si no de usar el baño para hacer lo que se hace en el baño. Si ese es un misterio que quieres mantener, mudarse juntos puede no ser lo más sensato. Aunque podrían poner la regla de SIEMPRE usar el baño con la puerta cerrada… y tocar antes de entrar.
7. La manzana de la discordia y todos los otros alimentos
Los hábitos alimenticios de tu pareja pueden permanecer ocultos más tiempo de lo que crees. En los años que llevan juntos es probable que no te dieras cuenta que odia las manzanas, el brócoli o que la única forma en la que come queso es en pizza. Ahora que viven juntos y cocinan para los dos tendrán que ver qué van a comprar, de qué marca y llegar a una tregua en cuanto a sus gustos con la comida.
8. Un estilo ¿ecléctico?
El estilo de la casa o departamento tiene que ser aprobado por ambos. Si tu amas el estilo moderno y tu pareja el rústico tienen que ver cómo hacerlo funcionar para que los dos amen su nuevo hogar y lo sientan como propio. Y si no concuerdan siempre pueden usar un estilo ecléctico.
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