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Su nombre real es Jorge Mario Bergoglio, tiene 78 años y nació en Argentina. Actualmente su domicilio es el Vaticano y todos lo conocen como Papa Francisco. ¿Por qué este nombre? Él lo explicó de esta manera:
“Hay quien se pregunta por qué he elegido el nombre de Francisco. Yo os voy a contar la historia. En las elecciones, tenía a mi lado al arzobispo emérito de Sao Paulo, el cardenal Claudio Hummes, un gran amigo. Cuando la cosa se iba poniendo peligrosa [iba ganando], él me confortaba, ja ja… Y cuando los votos llegaron a los dos tercios, vino el aplauso porque había sido elegido Papa. Y él me abrazó, me besó y me dijo: no te olvides de los pobres. Y aquella palabra entró aquí [señalándose la cabeza]. Los pobres, los pobres. Mientras continuaba el recuento, pensé en San Francisco de Asís, en su relación con los pobres. Y después pensé en las guerras. Francisco, el hombre de la paz. Y así llegó el nombre a mi corazón. El hombre de paz. El hombre pobre. ¡Cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres…!”.
Es el primer Papa que escoge llamarse Francisco, es el primer Papa latinoamericano, es el primer Papa de la congregación Jesuita, es el primer Papa que se atreve a luchar públicamente contra las mafias internas de la Iglesia Católica… Y sólo tiene dos años de pontificado.
Se caracteriza por una forma de hablar y vivir muy sencilla. No vive en el apartamento pontificio (Palacio Papal) designado a todos los Papas, sino que eligió una estancia con cardenales, obispos y demás en la residencia Santa Marta, para estar cerca de la gente. “Pero yo no puedo vivir solo o con un pequeño grupito. Necesito a la gente, encontrarme con la gente, hablar con la gente”, indicó. Estas y otras frases más demuestran su personalidad, su visión y su postura ante una Iglesia que parece estar en renovación.
Papa Francisco: Frases que demuestran una postura totalmente diferente en la Iglesia Católica
En su primer viaje como Pontífice (Rio de Janeiro, 2013), Francisco no tuvo un gran equipo de seguridad, como otras visitas papales acostumbradas, de manera que tuvo mucho contacto con las multitudes. Un periodista cuestionó esta medida que podría atentar con su vida, a lo que él respondió:
“Gracias a que tenía menos seguridad he podido estar con la gente, abrazarla, saludarla sin coches blindados. La seguridad es fiarse de un pueblo. Siempre existe la posibilidad de que un loco haga algo, pero la verdadera locura es poner un espacio blindado entre el obispo y el pueblo. Prefiero el riesgo a esa locura”. Esto lo consagró como un Papa cercano, ganándose el afecto de los fieles católicos y también de quienes no son devotos de la religión.
Al regreso de ese mismo viaje, en el avión que lo devolvía al Vaticano, el Papa conversó con periodistas en el vuelo y realizó una declaración sobre los homosexuales que antes no se había visto en otro pontífice:
“Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soyyo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia Católica lo explica de forma muy bella. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos”.
Además, Francisco condena abiertamente la pederastia, pues en una carta a los obispos, el Papa declara: “Las familias deben saber que la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos, y tienen el derecho de dirigirse a ella con plena confianza, porque es una casa segura. Por tanto, no se podrá dar prioridad a ningún otro tipo de consideración, de la naturaleza que sea, como, por ejemplo, el deseo de evitar el escándalo, porque no hay absolutamente lugar en el ministerio para los que abusan de los menores”.
En enero de 2014, tras la detención de Nunzio Scarano, un alto prelado vaticano apodado “monseñor 500”, por estar involucrado en casos de contrabando, tomó una postura tajante contra este tipo de actos dentro de la Iglesia. Cuando Bergoglio fue interrogado al respecto, respondió algo que dio a entender que el Vaticano no tomaría una actitud protectora: “No lo han detenido por ser la beata Imelda”. Así las autoridades judiciales italianas se encargaron del asunto.
No sólo la crisis europea es un reflejo de un sistema económico mundial injusto, pues los ejemplos de brechas sociales se evidencian en todo el mundo, y a esto el Papa dice: “Perdonad si estas palabras son un poco fuertes, pero digo la verdad: la falta de trabajo te lleva a sentirte sin dignidad. ¡Donde no hay trabajo no hay dignidad! Y esta tragedia es la consecuencia de un sistema económico que ha puesto en el centro a un ídolo que se llama dinero. El actual sistema económico nos está llevando a la tragedia. Los ídolos del dinero nos están robando la dignidad”.
Pese a escudriñar en los secretos de la Iglesia, parece que Francisco no le teme al polvo que pueda alzarse:
“Jesús no tiene miedo al escándalo, no tiene miedo a las personas obtusas que se escandalizan de cualquier apertura, de cualquier paso que no entre en sus esquemas mentales o espirituales, de cualquier caricia o ternura que no corresponda a su forma de pensar y a su pureza ritualista. ¡No se queden mirando de forma pasiva el sufrimiento del mundo!”.
Tampoco le tiene miedo a hacer una que otra broma y despojarse de lo políticamente correcto, pues indica que le gusta “callejear” y también se atreve a hacer bromas como: «¿Usted sabe cómo se suicida un argentino?, se sube arriba de su ego y de allí se tira abajo«, dicha recientemente a Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa.
Definitivamente, el Papa Francisco es de esos a los que apetece decirles ‘Panchito’.
FUENTES: EL PAÍS, EFE, AFP