Compartir
Un padre marca tu vida, incluso si tú te le quieres desmarcar. Ausencia y presencia es a la par.
En nuestra tercera parte de 4 poemas, 4 sentimientos, hemos elegido 4 poemas por el Día del Padre que consideramos vitales para comprender su relación con los hijos.
Puede ser que un poema no lleve ningún nombre, y es el caso de las siguientes letras de Fernando Artieda, quien plantea qué pasaría si un padre prefiriera quedarse en casa a disfrutar de sus hijos cada mañana, jugar y comer con ellos, en lugar de ir al trabajo. Y si lo botan por eso, ¿la gente pensaría que es un mal padre, no?
Pero hay que trabajar, esa es la cosa. Por eso, en esta luna, cuando a los locos se les mueve el plato, voy a forrar de flores la bicicleta para que mañana, cuando me vaya a machacar, y a cambio de todo lo soñado, después del beso, mis pelados digan: «¡allá se va papá, en su jardín, volando!».
Y muchas veces esas ausencias se transformaron en preguntas no contestadas y una ansiedad por respuestas paternas, ya Juan Gelmán había hablado del tema cuando, ya fallecido su padre, aún cuestionaba ¿Por qué se llamaba José? Tengo que detenerlo en esta pregunta. Es duro no tener esa presencia segura, sino que lo diga Eugenio Florit, cuando en su extenso poema Conversación a mi padre, destaca su recuerdo mientras le escribe esa carta, como si estuviese allí él en silencio comprendiendo al hijo, desde un más allá sin paredes.
Y seguimos viviendo todosy ya ves, recordándote todos los díasY decimos: este postre le gustaba,y caminaba así, porque siempre iba de prisaY una vez se afeitó el bigote y se lo volvió a dejar enseguida
Tranquilamente dejo que haga el gato lo que le dé la gana. Y si eso del frío y el gato nada tiene que ver, la cuestión es pasar el ratotú y yo y el que me quiera leer.(…)Porque dejo de hablarte, pero te sigo hablandoEn fin, que me he hecho un lío, pero tú me comprendes.
Uno de los deberes de un padre es llegar a su destino. A veces le toca fingir su destino. Matilde Alba Swann recuerda una amenaza, la de su mamá, en Cuando venga tu padre, donde ella espera que por tus travesuras él venga y te castigue.
Y en aquellas letras, cuando finalmente llega, el papá solo fingirá enojarse, y después, dirá en voz baja,
que así como ésta tuya, fue traviesa su infancia.
que así como ésta tuya, fue traviesa su infancia.
Cuando venga tu padre…
y quien llega es un niño adormecido en hombre,
que en vez de reprenderte, se enternece añorando.
Entonces todos los tamaños se igualan y el poeta no es poeta sino un niño más que alguna vez será padre. Armando Bastida es un enfermero que a veces escribe poemas en el mundo virtual. Y en uno de sus poemas por el Día del Padre, acierta con una imagen inconfundible sobre cómo es un padre para un niño:
Como un trozo de pan después de mucho andar,como la luna que asoma, para el barquito alumbrar,como la voz que da calma, cuando el miedo atrapa,como los hombros que alzan para ver más allá.como la risa que alegra y contagia a la par.
Autores citados:
Fernando Artieda (Guayaquil, Ecuador 1945-2010): Poema Sin Nombre (Nadie sabe lo que siento cuando salgo en la mañana a trabajar y me despido de mis hijos). Tomado de la carpeta del poeta Francisco Febres-Cordero.
Eugenio Florit (Cubano nacido en Madrid, España 1903- Miami, EE.UU. 1999). Poema Conversaciones a mi padre. Tomado de Doscientos Años de Poesía Cubana (1999).
Matilde Alba Swann (Berisso, Argentina, 1912 – Ecuador La Plata, Argentina 2000): Poema Cuando venga tu padre, tomado del libro Con un libro bajo el brazo (1991).
Armando Bastida (Madrid, España): Poema Como todo eso (2015).
Ilustraciones: Gabriela Logacho